Cuando aprendemos acerca del nivel emocional y energético de los aceites esenciales, obtenemos una lista de  propiedades en cada uno de ellos así como efectos variados que ejercen en nuestras emociones, mente y espíritu. Por lo que en el momento que los usamos, estamos a la expectativa de esperar ese resultado específico en nosotros y en las personas que los usan.

Si nos sentamos en una sesión de meditación, con estas ideas preestablecidas, estamos creando  expectativas de resultados que quizá no encontremos.

Entonces, ¿qué sucede cuando nos damos cuenta que en nosotros no llega tan esperado resultado? Lo primero que pensamos: los aceites esenciales  no funcionan.

Por eso, lo ideal es que al usar un aceite esencial de tu repertorio, entables una relación con el, de manera que puedas conocer sus diferentes efectos en múltiples escenarios de tu vida, así como estados de ánimo.

Claro que la práctica puede sorprendernos e ir mostrando otros aspectos no conocidos ni esperados, por eso la idea de  practicar sin expectativas y dejándonos guiar por la experiencia de cada situación.

Has un diario con estas experiencias y observa el abanico de posibilidades que se presentan.

Vive tu momento presente, deja que cada aceite esencial con su aroma particular te guíen y te muestren caminos nunca explorados, déjate llevar por lo que esta sucediendo, ábrete a una práctica de infinita sabiduría, sin juicios.